Hace unos días me encontré que tenía muchos limones, y tenía que darles salida para que no se estropearan,
El limón es una fruta muy versátil, podemos utilizarlo tanto en recetas saladas, dulces, para preparar bebidas… Pero por desgracia se estropean rápidamente.
Para evitar tener que tirarlos lo mejor es congelarlos, podemos congelarlos enteros, en gajos, en rodajas, la piel, el zumo.
La piel de cítricos es un complemento perfecto para muchas preparaciones culinarias, aportando un agradable aroma y sabor.
Preparación
Lo primero que tenemos que hacer es lavar concienzudamente la piel de los limones, para eliminar restos de suciedad y secarlos muy bien.
Rallamos la piel de los limones, con la ayuda de un rallador, con cuidado de no rallar la parte blanca ya que amarga.
Introducimos la ralladura en una bolsa apta para congelados, dejándola lo más plana posible, así será más fácil utilizarla.
De esta forma siempre podremos disponer de la piel para añadir a ensaladas, masas de repostería, postres…etc
Otra opción para tener piel de limón siempre a punto es haciendo tiras con la ayuda de un pelador, será muy práctico para aromatizar e infusionar líquidos.
Una vez hemos rallado la piel podemos exprimir su zumo y congelarlo en cubiteras, una vez congelado guardamos los cubitos en una bolsa apta para alimentos con zip. Antes de utilizarlo lo descongelaremos. Podemos congelarlo midiendo la cantidad, medio limón, o por cucharadas.
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