La cerveza, además de acompañarnos en aperitivos, lo cierto es que también es estupenda para cocinar, es un buen caldo para añadirlo a nuestros guisos de carnes conseguimos que nos ablande la carne y sea más tierna y jugosa. Y en nuestros rebozados conseguiremos que queden más esponjosos y crujientes.


Ingredientes
para 4 personas
1 pollo troceado a octavos
1 cebolla mediana
2 dientes de ajo
1/2 puerro
1 zanahoria
2 tomates pequeños
1 botellín de cerveza (yo he utilizado Voll Damm)
harina
sal
pimienta
aceite de oliva virgen extra

Preparación

Pelamos la cebolla y los dientes de ajo cortamos finamente a brunoise.

Cortamos el puerro, lavamos bajo el chorro de agua para eliminar los restos de tierra que pueda contener.

Raspamos la zanahoria y cortamos a daditos. Rallamos los tomates. Salpimentamos el pollo y lo enharinamos.

En una cazuela con aceite doramos el pollo. Reservamos.
En el mismo aceite sofreímos la cebolla, el puerro, los dientes de ajo, y la zanahoria, cuando estén tiernas añadimos el tomate rallado, rectificamos de sal y dejamos 5 minutos que se haga el sofrito.
Añadimos el pollo y regamos con el botellín de cerveza.
Tapamos la cazuela y  dejamos cocer a fuego lento unos 45 minutos.

 

Nota:
Este plato gana mucho más de un día para otro, los sabores se potencian más.

Lo he acompañado con una ensalada con mandarinas, queso cheddar, unos granos de granada y maíz crujiente, aliñada con limón y aceite de oliva virgen extra.